La impermanencia

flower-3876195_1280Los finales y los cambios están presentes en nuestra vida, incesantemente.

Así como las olas del mar golpean la playa en su devenir.

Pareciera que hasta que esa ola no golpea algo muy querido para nosotros o nosotras, la muerte estuviera en un segundo plano.

Al acabar algo muy querido, nos quedamos sin nada que cubra el falso velo bajo el cual seguía latiendo la vida con su compañera muerte.

Cada cambio en nuestra vida nos susurra y recuerda que cada instante es efímero y no lo podemos retener.

¿Si es así? ¿Cuál es el mensaje de la muerte? ¿Qué debemos aprender de ella?

Aprender a VIVIR aunque parezca paradójico, cuando vemos y sentimos a la muerte cerca apreciamos y saboreamos cada momento… Porqué este instante podría ser el último.

¿Nos arriesgamos a vivir la vida que queremos, a arriesgarnos por nuestros sueños (nadie lo puede hacer por nosotros), a salir de nuestra zona de confort y seguir lo que nos dicta nuestro corazón?

El trabajo psicoterapéutico con la muerte es sin duda un trabajo con la vida.

Quién tiene miedo a la muerte inevitablemente tiene miedo a la vida.

Vida y Muerte están entretejidos, como la sístole y diástole, en el latido de nuestro corazón.

Recolocar la muerte y nuestros duelos, nos confronta paralelamente a recolocar nuestra vida y gozos. Se abre un espacio dónde revisar la relación con nosotros y nosotras mismas y con lo demás.

La muerte permite que lo que ya cumplió su ciclo desaparezca y deja espacio para que emerja lo nuevo y la vida.

 

Berta Torres Gascón – Psicóloga a Terapia Duelo –

Deja un comentario