Transitando el dolor

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La vida resulta un lugar extraño, cambiante y lleno de retos. Alegrías y tristezas dibujan el horizonte de un nuevo día. ¿Cuán extraviados nos sentimos sin la compañía y el contacto con aquellas personas que formaron parte de nuestra vida?

Y junto con la tristeza transitamos el dolor… el dolor de vivir de nuevo, el dolor de tocar con el silencio, con el vacío… ¿Podemos descansar en una nueva manera de relacionarnos con su pérdida?¿Podré dejar de llorar cuando piense en él? ¿Desaparecerá ese dolor agudo y sordo en el pecho?¿Podré volver a descansar?

Preguntas y más preguntas se acumulan y las respuestas parecen no llegar o ser absurdas.

Quizás hoy, tal vez ahora podamos sentir nuestra pérdida y escuchar sus matices, sin intentar analizarla, edulcorarla o anestesiarla. Como el oyente atento y sensible a las variaciones de la más conmovedora pieza jamás escuchada. La tuya, esa pieza que hila con: tu tristeza, tu dolor y tus recuerdos se van arremolinando en tu piel y explotan en tu pecho.

No hay nada que hacer, simplemente sentir y escuchar el movimiento cambiante de nuestro ser.