Nuestra existencia es compleja y contradictoria, en continuo movimiento, viva y llena de contrastes.
Hoy te propongo apreciar el desafío y la belleza de estar vivos y vivas.
La vida trae cambios y las transformaciones externas e internas que nos pulsan, a nivel individual y colectivo.
Ahora podemos cuidar la creación más importante, nuestra vida, al nutrirla va despertando del letargo y nos invita a ocuparnos de lo esencial.
VIVIR
en vez de
sobrevivir.
Volver a la naturaleza que nos habita, a observar y sentir sus ritmos. Volvernos sensibles a lo pequeño y sencillo al hogar interno y externo, mantener prendida nuestra luz.
Identificar los automatismos, practicar la paciencia y aceptación de los ritmos vitales. Estamos en evolución constante, aprendemos a través de cada intento, al ir hilando el tapiz de nuestra vida.
Desatar las excusas y tejernos de cuidado, plantando las semillas (ideas, proyectos, sentires) que queremos ver florecer en nuestro jardín interior. Poner amor y atención a lo que hacemos, incluso al sacar las malas hierbas de nuestro jardín interno. Día a día desarrollar el arte de amarnos profundamente con nuestros mares en calma y abismos.
Amarse es un arte, requiere sensibilidad, atención y práctica constante.
Amarse significa mirase, desconocerse y reconocerse, como un latido constante, donde redescubrir la belleza y ser transformados a través del arte de VIVIR.
Abrir ventanas a nuestro interior, descorrer las cortinas.
Interrogarse y navegarse.
Aunque a menudo no tengamos las respuestas, no desanimarse, seguir jugando, experimentando, creando, viviendo…
Tal vez lo que buscamos, también nos busque.
Tal vez el tesoro, está escondido dentro de cada ser.
A menudo, no vemos aquello que tenemos delante.
Lo damos por hecho desde la mirada de lo conocido.
La perdida nos conecta con la vulnerabilidad y la inocencia.
Es como miramos y vernos por primera vez.
Abriéndonos a una nueva intimidad.
Hoy te invito a abrir un espacio de observación, exploración y conexión.
Hoy abro un espacio de agradecimiento y reconocimiento. Te agradezco que estés leyendo este texto y formes parte de él.
Agradezco que haya seres humanos valientes que buscan encontrarse, conocerse, perdonarse y amarse a través de su camino de vida.
Agradezco poder acompañar personas en sus procesos de desarrollo. A todas y cada una que habéis compartido tramos de vida en estos 10 años de práctica ya sea en la consulta y/o acudiendo a las charlas.
Agradezco vuestra valentía y compromiso al mirar hacia dentro y conectar con la vida y el duelo y las crisis existenciales. Y por la belleza que se desprende al vivir desde la propia verdad, sintiendo y expresando, floreciendo y compartiendo.
Hoy sigo abriendo un espacio de conciencia y desarrollo humano de encuentro, en tiempos de crisis y duelo, un lugar donde contactar el amor, la creatividad y la sabiduría que nos habita.
De momento la vida propone un nuevo reto de hacerlo online, espero que a su debido tiempo, podamos volver a encontrarnos también presencialmente.
Hasta entonces, si así lo sientes, estoy encantada de caminar contigo acompañándote, aquí y ahora, exactamente donde estás.
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