Todos sabemos que algún día moriremos, aún así…
Aún así… sentimos miedo y una sensación fría nos recorre la espalda y se ancla en nuestro estómago, ¿lo reconoces? es ese miedo tan ancestral. ¿Porqué nos asusta tanto la muerte ajena o propia?
Tanto es así que evitamos pensar en ella, en compartir nuestros temores. Encerramos en nuestro particular sótano ‘mental’ , todo aquello que no queremos: percibir, sentir o ver por miedo o incomodidad.
Y no es generalmente hasta que una perdida cercana, abrupta y dolorosa nos despierta de nuestra particular ‘ceguera’; y nos arranca de nuestra ficticia realidad. Y de repente se cae el telón e irremediablemente nos sentimos vulnerables pues sentimos la fría presencia de la muerte, que incesantemente ha ido sentada a nuestro lado, en cada momento de nuestra vida.
Miro todo ese saco de huesos interno, todas esas dolorosas pérdidas que se han ido acumulando a lo largo de los años.
Y siento una mezcla de tristeza y fragilidad. Sí, algún día todo lo que conozco morirá yo incluida, ¿y ahora qué? pues ahora me siento y reviso mis ideas sobre la muerte, mis prejuicios, las influencias recibidas en los medios de in-comunicación, en definitiva reflexiono sobre mi educación sobre la muerte. Y si me paro a pensar veo que en mi caso, la educación recibida fue muy poco trascendental.
Hablo de ese tipo de trascendencia sagrada que dibuja la muerte, como un hecho misterioso, sobrenatural y desconocido presente momento a momento en nuestra naturaleza íntima profunda. Desde el rico hasta el pobre. Un evento universal como el nacimiento.
Me paro a reflexionar, un instante. El nacimiento de un niño o una niña se vive con alegría, se hacen fotos y se comparte todo el proceso. Me parece muy bonito ver el proceso. ¿Pero que pasa con la muerte? No veo fotos de gente que suba ese instante en las redes. ¿Puede haber belleza en la muerte? ¿Y si la hay porqué no la compartimos con toda libertad?
¿Nuestras propias creencias acerca de la muerte y las creencias de la sociedad en las que vivimos nos alejan conectar con el misterio de la muerte?
Si nos permitimos conectar con el misterio de la muerte no sabemos lo que habrá al otro lado, ni tampoco si habrá algún otro lado. Nadie sabe, con la razón sólo podemos imaginar cielos o infiernos, vacíos o soledades. En cambio si nos abrimos a sentir la cosa cambia, porqué empezamos a acercarnos a los reinos del inconsciente. ¿Y quién sabe lo que decidirá emerger del sótano? Más dudas y miedos se abren paso.
¿Y ahora qué? ¿Dónde encontrar un espacio abierto para contactar, sentir e hilar nuestro propio tapiz sobre la muerte?
En muchas ocasiones, es el abrupto final externo, el que nos empuja directamente al abismal sótano de la muerte. Y ya intuimos en nuestro espinazo que ese lugar está muy oscuro, húmedo y lleno de profundidades abismales.
También sabemos que no hemos decidido llegar allí por nuestro propio pie, sino que la vida en su devenir nos ha llevado hasta ese lugar.
¿Y ahora qué?
Si quieres ahora puedo sentarme junto a ti en medio de la oscuridad y empezar a alumbrarla escuchando, pintando la luz de tu presencia-conciencia.