Durante este retiro que estamos viviendo. Veo en mi y fuera de mi, en la consulta y gente de mi familia como se hacen más visibles las ‘mochilas’ que cargamos, esas situaciones del pasado que no hemos resuelto.
A veces el peso de la mochila es porque cargamos o hemos cargado el peso/responsabilidad del otro/otra.
Otras el peso de la mochila son situaciones inconclusas o acabadas de manera abrupta, heridas que siguen estando abiertas muchos años después, duelos que no hemos elaborado.
Esos lastres se agudizan en estos tiempos de desasosiego, como botellas que nuestro Crusoe interno lanzó al mar.
Restos de lejanos naufragios de ansiedades, miedos, enfados, rencores, tristezas… acuden a nuestras orillas.
Imposible no verlas y destapar el corcho de instantes y palabras no dichas, de emociones reprimidas…
Aunque ya no somos los mismos/las mismas de antaño, esos restos nos invitan a ser sentidos y expresados desde quién somos en este momento. Actualizando el pasado desde nuestra visión ahora. Abrigando aquellas partes de nosotros viejas y exhaustas emociones, ahora a flor de piel, de alma.
Abrir espacio y expresar, en vez de reprimir y barrer bajo la alfombra, para así, caminar por la vida ligeros y ligeras de ese equipaje extra: físico, emocional y mental.
Recuperando la energía estancada, que ahora se vuelve disponible para responder a lo que la vida nos trae en este instante, conectando con la confianza y desarrollando en cada aprendizaje la voz de nuestra intuición. Nuestro faro-barca en medio del océano.
¿Te ha pasado alguna vez de viajar con mucho equipaje?
A mí, sí.
Y siempre tenemos una nueva oportunidad
donde respirar, escuchar y actuar.
Durante nuestro camino a veces necesitamos que alguien temporalmente nos oriente para reencontrar nuestra guía interna. Ofrezco a través de las sesiones individuales online y los grupos online un espacio para ti donde empezar a catalogar los restos de nuestros naufragios.
Si quieres saber más información sobre las sesiones aquí si quieres contactar conmigo aquí.